jueves, 22 de julio de 2010

No Cesaban de Enseñar y Predicar a Jesucristo


A los apóstoles los jerarcas del Sanedrín "después de azotarlos, les intimaron a que no hablasen en el nombre de Jesús". Pero ellos "todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo".


A los dirigentes religiosos se les hacía intolerable que se dijera al pueblo que el nazareno al que ellos persiguieron hasta lograr su muerte por crucifixión, ahora se anunciara públicamente que esa persona era el mismísimo Mesías (Cristo) prometido en las Sagradas Escrituras, tan esperado y deseado a través de generaciones. Ya lo llaman directamente "Jesucristo" (Hechos 2:38; 5:42). Y para avalar su aseveración decían sin rodeos "Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de Él, como vosotros mismos sabéis" (Hechos 2:22). Y que era el Mesías quedó demostrado de manera concluyente por haber resucitado de entre los muertos, presentándose ellos mismos como testigos de este acontecimiento. El hecho de que lo vieran resucitado no era una ilusión óptica colectiva, pues, "se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios (Hechos 1:3). Y Pedro agrega en casa de Cornelio "... nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos" (Hechos 10:40-41 / Lucas 24:39-43).


Lo que los apóstoles hacían era "enseñar y predicar a Jesucristo". Predicar se lo aplica especialmente al llamado de Dios al pecador perdido para que poniendo su fe en Cristo sea salvo. Enseñar, al caudal doctrinal y práctico que el salvado debe ir asimilando y obedeciendo para llevar una vida de acuerdo a lo que Dios quiere de los suyos. En Mateo 28 el Señor les había encargado que hicieran "discípulos" en todas las naciones bautizándolos y "enseñándoles que guarden (obedezcan, pongan en práctica) todas las cosas que os he mandado" (vs. 19-20).


La frecuencia con que testificaban: "todos los días... no cesaban". Estaban dedicados de tiempo completo a cumplir con La Gran Comisión. Para eso eran apóstoles. Pero también llama la atención en el libro de Hechos que los que se iban convirtiendo a su vez se encargaban de hablar a otros; así el número crecía geométricamente. Por lo que vemos en dicho libro, los creyentes en mas de una ocasión tuvieron problemas con las autoridades; pero fue por discrepar en el Mensaje o sus efectos transformadores, nunca por hacer algo indebido (1ª Pedro 4:15-16). El creyente, creyente, vive de tal manera que honra a su país siendo un excelente ciudadano; muestra un carácter cristiano de veras, "predica" con su ejemplo. Pero no basta: debe hablar de Cristo. Vivir con limpieza, paz, gozo espiritual es absolutamente indispensable; pero eso y nada más es insuficiente, ¿cómo van a conocer a Cristo si no se lo enseñamos, si no les contamos por qué Él es el único pero también suficiente Salvador?


En aquel entonces las autoridades religiosas querían condenarlos a "silencio perpetuo"; LA AUTORIDAD les encomendó predicar; ¿A quién iban a obedecer?. La respuesta a los autoritarios es formidable: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído". "No podemos": ¡Bendita imposibilidad!. Les brotaba el hablar de su Cristo tan inconteniblemente como el agua de un manantial o el fuego de un volcán en erupción. "Curioso: podían sanar al cojo de nacimiento, pero no podían callar".


"Ellos entonces les amenazaron y les soltaron"; van a los suyos, les relatan lo que ha pasado y allí tienen una reunión de oración unida. No piden para ellos protección ni para los adversarios castigo sino "concede a tus siervos que con todo denuedo (intrepidez, brío, esfuerzo, valentía) hablen Tu Palabra". El lugar en que estaban reunidos tembló "y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios", exactamente lo que pedían. Impacta lo categórico del versículo 33: "Y con gran poder los apóstoles deban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos". El tema a comunicar era sobrenatural y lo presentan tal como es.


La predicación del Evangelio hoy. Todos sabemos que el ser humano tiene urgente necesidad de Cristo, en todo sentido, frente a la eternidad y también para la vida presente. Mirando como está el mundo en general y nuestro país en particular surge de sí mismo que es imperioso hablarles de la única solución de fondo al problema: Cristo. Con Cristo cambia el destino, la vida, desaparece la corrupción, hay paz, hay justicia, hay de veras salvación (con todo lo que implica este maravilloso vocablo).


Puede haber muchos que como los del Sanedrín no quieren creer, esto es cierto. Pero también hay muchos, como hubo en aquel tiempo que estarán abiertos a recibir por fe al Señor Jesús. Como no sabemos quienes son unos y otros, hay que hablarles a todos sin excepción, si se prestan a escuchar; en esto algunos de nosotros estamos en falta, en mayor o menor grado.
Henry Ford decía que si tenía 100.000 dólares, invertiría 10.000 en su producto, y en publicitarlo 90.000.


Un industrial nos explicaba a mi hermano Alberto y a mí la razón de su evidente éxito: hacer conocer profusamente a la gente lo que uno ofrece (si lo ignora no lo puede adquirir), y agregó una frase que se me quedó grabada: Ahora, eso sí: hay que ofrecer un producto que sea noble".
El predicador lleva en su alma y en su voz nada menos que a Cristo, el inefable don de Dios; ¿con qué ánimo lo presenta?. ¿Con la convicción total, franca, sincera que semejante Mensaje merece o simplemente por cumplir?


Después de la segunda guerra mundial vino a nuestro país un destacado evangelista alemán que dio conferencias a hermanos que pastoreaban iglesias. Entre otras muchas consideraciones muy importantes expresó su pesar porque "Hoy se predica el Evangelio como pidiendo disculpas".

¡Concédanos el Señor una nueva apreciación de lo que es Cristo y que Su Espíritu nos inflame!



Por Juan García


http://www.mdedecision.com.ar/149/149-no_cesaban_de_enseniar_y_predicar_a_jesucristo.html

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