Dios ha hablado… El valor de sus palabras para nuestros días.

Lámpara es a mis pies tu palabra,

y lumbrera a mi camino.

Salmo 119,105

“y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón:

y las repetirás a tus hijos,

y hablarás de ellas estando en tu casa,

y andando por el camino,

y al acostarte y cuando te levantes:

y las has de atar por señal en tu mano,

y estarán por frontales entre tus ojos:

y las escribirás en los postes de tu casa,

y en tus portadas”

Deuteronomio 6:6-9

En Septiembre celebramos el mes de la Biblia y creemos oportuno considerar brevemente las demandas que Dios ordenó a su pueblo. En este pasaje no se nos habla de sacrificios ni rituales ni de ceremonias. Dios le está pidiendo a su pueblo Israel que regule su vida por medio de la Palabra de Dios. El Señor dijo, “el que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23). Destaco en primer lugar que las palabras de Dios deben ser guardadas en lo profundo de nuestro corazón. Desde tiempos remotos y hasta en los días del Señor Jesucristo los judíos guardaban en una cápsula muy pequeña llamada tefillin textos del antiguo testamento y usándola como amuleto la fijaban a la frente o sobre el brazo izquierdo a la altura del corazón para recordar su deber de guardar los mandamientos de Dios. Eso era un demostrativo de lo que sentían por los estatutos de Dios. El salmista dijo: “en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra Ti”.

En segundo lugar la Palabra debía estar en sus bocas (ver7). Eso significa que ella tenía que ser el tema de conversación por excelencia. Debiera hablarse de los temas escriturales dentro y fuera del hogar para comunicarlos a los más pequeños y disfrutar sus enseñanzas en obediencia al comienzo y al fin de cada día. La enseñanza hogareña de la palabra de Dios ocupada saludablemente un lugar de gran importancia. Padres y abuelos eras los docentes cariñosos que enseñaban acerca de las maravillas de Dios. Era vital trasmitir verbalmente la voluntad del creador tanto como aplicarla a sus vidas. De hacerlo o no verían los resultados.

La palabra también estaría en sus manos, como algo que formaría parte de cada individuo. No solo cargándola de aquí para allá sino apropiándose de sus enseñanzas y poniéndola por obra. Estudiándola, viviéndola, aplicándola y defendiéndola, tomándola como directriz de la vida, siendo la que dirige cada tarea.

La palabra también estaría delante de sus ojos (ver 8). Ella debería dirigir los pensamientos y las acciones, guiar sus miradas y hacer que estas se centren en el verdadero Dios, la palabra debería estar en el centro de sus mentes. Sólo así serían impulsador a hacer lo correcto.

Por último las palabras de Dios tenían que estar en los postes y en las puertas de sus casas. Esto se practica aún hoy literalmente y es saludable que así se haga. Al salir o entrar y ver esa pequeña cajita fijada a la puerta del hogar quienes temen a Dios recuerdan las palabras del Señor y encomiendan su vida a Aquel que se deleita en la obediencia de los suyos. El entrar y el salir se hará con la dirección y el cuidado del Dios de los cielos.

En todo esto encuentro una aplicación para nuestras vidas. Es una verdad oportuna para todos nosotros hoy. Miro con tristeza y preocupación el estilo de vida que muchos tan adoptado y las consecuencias que los jóvenes, las familias y la sociedad toda esta padeciendo. Lo que fuera defendido y amado, lo respetado y aceptado como la Palabra de Dios para nuestras vidas ha sido maltratado, devaluado y puesta en muchos casos en ridículo. Hoy resulta que obedecerla es ser anticuado y guardarla aplicándola a la vida individual, familiar y nacional pasado de moda y digno de retrógrados. Me pregunto ,cómo vivir un cristianismo sin Biblia? ¿cómo formar generaciones moralmente sanas prescindiendo de la ética moral de Dios iluminando nuestras decisiones, nuestro comportamiento y nuestro carácter?

La Biblia contiene la mente de Dios, el estado del hombre, el camino de la salvación, la condenación de los pecadores y la felicidad eterna de los creyentes. Léala para ser sabio, créala para ser salvo y practíquela para ser bendecido.

Con cariño EP.